Taza de café...
La mañana se abria con un sol brillante, capaz de deslumbrar al mas audaz que desafiara mirarlo fijamente. Sus rayos bañaban la ciudad con cuidado y, delicadamente, de posaron en sus ojos haciéndola despertar, y revelando unos profundos ojos marrones que se posaron, por primera vez, en su almohada blanca recubierta de fino encaje beige.
Se desperezó en la cama con la finura propia de las chicas de su clase... tal y como la habían enseñado para no arrugar jamás el caro camisón que cubría su cuerpo. Se vistió con las ropas ya preparadas que la sirvienta le había dejado sobre su cama y, cubriéndose con un abrigo de cuero, salió a la soleada mañana invernal.
Pasaba por la calle de su facultad cuado lo vió... sentado en la terraza de un bar. Las manos le temblaron, los labios y la garganta se le secaron y, por un momento, todo su cuerpo se quedó paralizado. Sin embargo el aire congelado la ayudo a despertar de su ensueño, obligándose a caminar hacia allí y a sentarse en la silla que ocupaba el otro lado de la mesa donde él se hallaba.
No hicieron falta palabras. Sus ojos se encontraron, y sus latidos dejaron de sonar por un momento en sus pechos.
Una lágrima rodo por la mejilla de la muchacha, y bajó la mirada. Él solo susurró... no tengas miedo, ven conmigo.
Y una mañana de invierno, en una ciudad gris y oscura... dos personas alumbraron el lugar con la luz de sus corazónes... dejando atrás tan solo dos sillas atravesadas al lado de una mesa... y una taza de café medio vacia, esperando a ser terminada.
Solo sueña... por favor! Porque por ti yo saltaría...
Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo!!!!
Un beso!!